MUJER SANGRANTE
Cada huella posada sobre la piel de la tierra
Penetra sus poros sangrantes
Como fuentes de efusión y lascivia
Descubres que tu piel es la sombra incauta de tus huellas
Que cada gota de sudor gastada
En la espesa bruma del desasociego dejan en su aliento sacro la potencia prefigurada de tus muslos húmedos.
Descubres que el cóncavo aposento de tu entrepierna
es reflejo eléctrico de tus cuatro rincones de luz
Encuentras falos eyaculantes en la montaña
disfrazados de antiguas columnas solariegas
La soledad paramera solo es el escalofrió sorbo de fuego
que vibra en tu sed de conocimiento
La misma letra que descubres
en las pasadas noches de humeantes cigarros y tintos
El vino que se descubre en la marcha y en la lucha
Es grito descarnado del vacío que pario tu máximo ejemplo
El mismo quejido orgásmico de un minuto fulgurante…
La indignidad brota como cal quemante
Sobre tus pechos solo para alimentar
la existencia tutelar de tus enojos lunares.
Sigue ese camino, mujer de monte Calor, luz, y pasión Que hoy ya te has graduado de mujer sangrante.